50 de los mejores libros del año
Las mejores críticas de libros de 2021 contienen un montón de libros. Votaron 75 expertos y ganó la primera entrega de los diarios íntimos de Rafael Chirbes. Sara Mesa, novelista, examina su enfoque sin filtros tanto de la vida como de la literatura. Además, siete autores latinoamericanos proponen un libro de estos 12 meses. “Vuelvo a la modestia de estos cuadernos, que no son para nadie ni compiten con nadie, mientras me derrumbo y empiezo a creer una vez más que la idea de que puedo llegar a ser escritor es el sueño delirante de un ególatra. Tampoco están sujetos al juicio de los demás. Están solos, mientras que yo estoy solo.
Es de noche”. Una visión general de la literatura de 2021 podría encontrarse en esta entrada de los diarios de Rafael Chirbes, que fue elegida como libro del año de Babelia por un jurado de 75 expertos: La primera persona, la sensación de calamidad inminente (política y ecológica) y un examen muy crítico del pasado abundan en un mundo que parece desmoronarse cada noche y reconstruirse cada mañana.
Autores como Javier Marías (”Berta Isla”), Juan Gabriel Vásquez, Gabriela Wiener, Manuel Jabois, Maggie O’Farrell o Leila Slimani repasan la historia de España y América Latina y el papel de las mujeres en una tradición que durante siglos las ha considerado mudas o musas, es decir, invisibles, además del autoanálisis practicado sin tapujos por Antonio Muoz Molina, Emmanuel Carrère, Ida Vitale, Luis Landero, Fernando Aramburu, Entre el paraíso soviético descrito por Yuri Slezkine y la distopía europea examinada por Anne Applebaum, hay posibilidades de calamidades técnicas y ambientales porque todo puede ir a peor.
De ello hablan Fernanda Trás y Byung-Chul Han. Imaginamos 2021 como una utopía después del horror pandémico de 2020, ya que no salió del purgatorio. Botticelli pintó el séptimo centenario de Dante. Escrito por Javier Rodríguez Marcos.
1. Diarios. 1 y 2 A Ratos Perdidos
Los prólogos de Marta Sanz y Fernando VallsAnagramaDe Sara MesaEl término “acontecimiento literario”, mal empleado últimamente, es el que mejor recoge lo que supuso para la industria editorial la publicación de los primeros cuadernos de los diarios de Rafael Chirbes. Este testimonio está llamado a perdurar como uno de los escritos más interesantes del ser, tanto por la perspectiva íntima que ofrece de su autor, conservada celosamente en vida, como por el potencial literario que desprenden sus páginas, rebosantes de ideas.
Muchos las hemos leído con voracidad y las hemos discutido ampliamente. Coradino Vega, que mantuvo correspondencia con él durante años, me habló de la sensibilidad que descubrió bajo su exterior de hombre duro y marxista. Esto tiene que ver con su conciencia de clase, así como con las difíciles circunstancias de su educación, de las que nunca se recuperó del todo.
La lectura de estos diarios, según Daniel Ruiz, corroboró lo que ya había deducido de sus libros y entrevistas: Chirbes se sentía ajeno a todos y a todo, desubicado, como un extraño en la comunidad literaria, resistente a las modas, y en posesión de su propio plan de ruta.
Sobre la melancolía, el pesimismo, la soledad y la sordidez que transmiten estos diarios hablamos con Jorge Herralde, su implacable editor. Son una fiesta a pesar de todo, le dije. Sí, reconoció, un festín y también el fruto de una vida completamente dedicada a la literatura -a la lectura y a la escritura- a pesar de muchas incertidumbres.
Publicaciones meditadas
Hay una autenticidad doliente y arrebatadora en estos diarios, como si el autor, una vez fuera de esta vida, quisiera darnos todo, no escatimar nada, incluso lo que le perjudica a él mismo. Esto es cierto aunque se trate de una publicación meditada, preparada para después de su muerte (es decir, nada se deja al azar).
Los apuntes, que abarcan los años 1985 a 2005, incluyen descripciones de sufrimientos físicos, escenas de tortura, jugosos apuntes de lectura, impresiones de viajes, reflexiones políticas y, sobre todo, muchas dudas sobre su valor como escritor, su verdadera vocación y su incapacidad para sentarse a escribir con constancia. Chirbes puede ser cruel a veces, tanto con los demás como casi siempre consigo mismo. Sus juicios son arbitrarios tanto en lo bueno como en lo malo.
No hay muchos detalles agradables en estos diarios, y los que hay tienden a estar más influenciados por lo que ha leído que por lo que ha escrito. Si se produce un momento de abundancia, siempre llega a su fin con la certeza de que el tiempo lo arruinará, al igual que lo destruye todo.
En uno de los prólogos del libro, Marta Sanz hace una sabia invitación a leer unos cuadernos que son, por un lado, “un acto de generosidad preconcebida”, pero también una “explosión programada”; sólo quien se acerque a ellos desde estas premisas podrá entenderlo todo. Sin embargo, no se puede admirar al autor sin reconocer y admitir esta oscura complejidad.
La amargura que impregna sus notas tiene un fundamento social y es percibida como una enfermedad por el autor: “El origen de clase no se puede tratar con el dinero que puede venir después o con la prominencia social que se puede alcanzar.
Uno se defiende de la angustia de la herida, e incluso delante de sus propios hijos desclasados, se arranca las uñas de animal desde abajo.” Su homosexualidad reprimida y encubierta, que se vive con culpa, descontento e incapacidad de entrega total, así como su alcoholismo en desarrollo y el miedo al abandono, son otros aspectos que lleva como un peso.
“El mundo me aterroriza. Este camino se hace larguísimo y mi ánimo cada vez es menos alegre, mi vista se oscurece, cada día pesa más que el sol que te aplasta. Me siento como un niño al que un dios cuidó demasiado, con el objetivo expreso de castigarlo”. La escena del reencuentro de los alumnos del colegio de huérfanos al que asistió Chirbes de niño -para mí, una de las mejores páginas de la literatura testimonial reciente- capta magistralmente la coherencia de su conciencia vital, una conciencia absoluta e inamovible. Puede haber contradicciones en algunas de las notas de Chirbes, pero su coherencia de conciencia es aterradora.
Comprensión de los libros
Los que ya son lectores de Chirbes completarán con estos diarios su imagen de escritor exigente, implacable y preciso; los que aún no lo son, conocerán a fondo a una figura esencial de la literatura contemporánea; luego se apresurarán a comprar sus novelas, como Mimoun, La buena letra, Los disparos del cazador, Crematorio, En la orilla, y muchas otras, para que el festín continúe.
La novela y la poesía pueden cambiar su estado de ánimo por completo. El relación entre el estado de ánimo y el libro que está leyendo es rectilíneo. Literatura Random House fue reconocida como una editorial que presentó varios volúmenes de los mejores libros de 2021 (con venta y sin ella). Los redes sociales ayudan mucho a esto.